El Comité de Gestión de Cítricos (CGC) ha exigido a la Comisión Europea que actúe con carácter de urgencia para frenar la ola de importaciones de cítricos procedentes de Turquía con problemas de residuos de plaguicidas.


Las incidencias detectadas se refieren a partidas de limones, naranjas, pero sobre todo de mandarinas turcas en las que los inspectores oficiales acreditan que bien superan el límite máximo de residuos permitido (LMR, en partes por millón), o bien han sido tratadas con sustancias activas prohibidas en la UE por su alta toxicidad y/o por ser poco respetuosas con el medioambiente.

Así lo reflejan los datos oficiales del sistema RASFF –la red de alerta rápida para alimentos de la UE-, que ya en 2020 registró una cifra récord de rechazos en frontera en cítricos turcos–hasta 54, cinco veces superior a la de 2019, que se elevaron a 11- pero cuya evolución se ha agravado, más si cabe, hasta cuotas insospechadas durante las últimas semanas de este mismo año.

“Las cifras del RASFF son muy preocupantes y exigen una reacción inmediata por parte de las autoridades sanitarias de la UE.

Porque esto podría degenerar, en un momento dado, en un problema de seguridad alimentaria y porque, además, evidencian la competencia desleal que sufre la citricultura española, que no dispone de las armas para luchar contra las plagas o los problemas de postcosecha que sí usan, en este caso, los citricultores turcos”, señala la presidenta del CGC, Inmaculada Sanfeliu.

Fuente: Agro Negocios (2021)

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